IRLANDA EN EL CALLEJÓN

Aquél callejón le daba miedo. 

Lo evitaba hasta los domingos al mediodía cuando estaba lleno de gente a la puerta de los bares.

A las 4 de la mañana no había nadie. Ni siquiera ella.

Un pequeño movimiento de cajas al fondo la estremecieron. 

¿Sería ella? 

Tenía que ir a averiguarlo. 

Llevaba ya un día desaparecida, y la desesperación y la angustia ganaban al miedo, al frío y al dolor de caminar con los pies descalzos.

Se escuchó el chirriar de una puerta.

Irlanda se detuvo paralizada de miedo.